Hoy leía un texto de Stamateas
del que me impactó una frase que repite varias veces y de la que da varios
ejemplos:
......"Hay
alguien en tu familia que sembró algo en vos y que hoy estás cosechando gracias
a la semilla que ellos sembraron".....
Me quedé reflexionando... en gran parte, somos lo que somos gracias a otros que nos antecedieron.... que nos dejaron algún legado... especial o tal vez no tanto, pero un legado al fin. Algunos hicieron grandes cosas, otros nos dejaron grandes enseñanzas, otros fueron grandes personas...
Qué cosa no? Pensaba en la medida en que nos vemos afectados por cosas que hicieron nuestros ancestros.. algún cambio de continente, por ejemplo.... y en lo que nuestras decisiones pueden afectar a los que vengan después de nosotros!!
Hay tela para cortar... pero quería compartirles esta historia.. que me vino a la mente cuando leía esto de sembrar en nosotros y luego , para el futuro.-
Disfruten!!!
Cariños
En un oasis escondido entre los más lejanos paisajes del desierto, se encontraba el viejo Eliahu de rodillas, al lado de algunas palmeras datileras. Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a Eliahu transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
- ¿Qué tal anciano? La paz sea contigo.
- Y contigo -contestó Eliahu sin dejar su tarea.
-¿Qué haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
-Siembro -contestó el viejo.
- ¿Qué siembras aquí, Eliahu?
-Dátiles -respondió Eliahu mientras señalaba a su alrededor el palmar.
-¡Dátiles! -repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez-. El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo, ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor.
- No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos...
-Dime, amigo: ¿cuántos años tienes?
-No sé... sesenta, setenta, ochenta, no sé, lo he olvidado... pero eso, ¿qué importa?
-Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años en crecer y después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los ciento un años, pero tú sabes que difícilmente podrás llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven conmigo.
-Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto... y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
- Me has dado una gran lección, Eliahu, déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste. Y diciendo esto, Hakim le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.
- Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves, a veces pasa esto: tu me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. Parecía cierto y sin embargo, mira, todavía no he terminado de sembrar y ya he cosechado una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.
- Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es quizás más importante que la primera. Déjame, pues, que pague también esta lección con otra bolsa de monedas.
- Y a veces pasa esto -siguió el anciano y extendió la mano mirando las dos bolsas de monedas-: sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseché no solo una, sino dos veces.
- Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte...
3 comentarios:
La historia la he leído,pero es tan bueno volver a leer y meditar,abrazote y gracias.
Que lindo relato.
Mi padre sembró en mi que jamas fuera feliz.
Un abrazo.
Hola, que bonita historia!! Y la reflexión es genial!
Es cierto, alguien ha sembrado lo que hoy cosechamos, hay que valorar eso!
Sigo mirando tu blog, saludos!
http://simplementemipequenogranmundo.blogspot.com.ar/
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