jueves, 22 de enero de 2015

El puñado de sal...



Excelente enseñanza!!!
Me recuerda a un post que compartí hace tiempo SEAMOS MAR.
Cuando compartimos somos mar.. somos parte de un todo, de un ciclo maravilloso y eterno.
Lo mismo pasa con nuestras penas y dolores, cuando les damos el lugar que realmente ocupan, cuando los sopesamos contra todo lo bueno de nuestras vidas, disminuye su peso, nos damos cuenta de lo bendecidos que somos en muchísimos otros aspectos!!! 

Disfruten la historia! No tiene desperdicio!


"El viejo maestro pidió a su joven discípulo que estaba muy triste, que se llenase la mano de sal, colocase la sal en un vaso de agua y bebiese.
¿Cómo sabe? le preguntó el maestro, fuerte y desagradable respondió el joven aprendiz.

El maestro sonrió y le pidió que se llenase la mano de sal nuevamente. Después, lo condujo silenciosamente hasta un lindo lago, donde pidió al joven que derramase la sal. El viejo Sabio le ordenó entonces: bebe un poco de esta agua. Mientras el agua se escurría por la barbilla del joven, el maestro le preguntó:
¿Cómo sabe? Agradable, contestó el joven. ¿Sientes el sabor a sal? le preguntó el maestro.

No: Le respondió el joven.

El maestro y el discípulo se sentaron y contemplaron el bonito paisaje.
Después de algunos minutos, el Sabio le dijo al joven:
El dolor existe.... Pero el dolor depende de donde lo colocamos
Cuando sientas dolor en tu alma, debes aumentar el sentido de todo lo que está a tu alrededor.

Tenemos que dejar de ser del tamaño de un vaso y convertirnos en un lago grande, amplio y sereno. 


Fuente: desconocida.. sólo sé que parece ser una historia zen.

Cariños!!

3 comentarios:

Fiaris dijo...

Bellisima reflexión zen.
abrazos

Estrellita dijo...

Hermosa historia...

Abuela Ciber dijo...

Precioso lo que compartes
Tal cual debemos ser como lagos y extender nuestro sentir
El egoismo limita
Cariños y gracias por estar