miércoles, 15 de diciembre de 2010

Elogio a la mujer brava

Me lo mandaron por mail y debo decir que me encantó. Así que lo publico tal cual está.
Disfruten!




Héctor Abad nació en Colombia en 1958 y se recibió en Literatura moderna en Italia. Regresa a Colombia en 1987 cuando un grupo paramilitar asesina a su padre (médico defensor de derechos humanos y fundador de la que ahora es la facultad de medicina), pero vuelve a Italia por amenazas recibidas. Regresa en 1993, aproximadamente, y en la actualidad reside en Bogotá.


Elogio a la mujer brava


Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas.
Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema.

Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.

Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio.

Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado.


Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas.. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza.

Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.
¡Vamos hombres, por esas mujeres bravas!
Oro por que mis 2 hijas sean de éste maravilloso grupo y encuentren hombres que sepan apreciar a esta clase de nuevas mujeres !

13 comentarios:

Anavril dijo...

CLAP CLAP CLAP CLAP
Señoras, de pié!

El Gaucho Santillán dijo...

El texto es interesante de leer, y està bien escrito.

Pero me molesta cuando hombres (o mujeres) generalizan en una forma tan sexista.

El 96% de los hombres, segùn se dice aquì, somos machistas, superficiales (miramos a las de veinte, nada mas), las buscamos estùpidas, compramos el amor, somos primitivos e insensibles, egoìstas en el sexo, y desconsiderados.

Pues, hable por usted, Señor Abad.

No creo pertenencer a un 4 %.

Los varones bien nacidos, somos muchos.

Un abrazo.

Princesa Adora dijo...

Anavril, clap clap clap!

Gaucho Santillán bienvenido a mi casa!!
Me alegro si Ud es del 4%, (como se dice, enhorabuena!) pero la verdad, honesta y tristemente creo que el 96% está bastante aproximado a la realidad.

Yo tengo un pequeño de dos años y pienso enseñarle a respetar a la mujer y a darle el lugar que merece haciendo que ese aproximado 4% crezca un poco!!

Cariños!!!
Gracias por comentar

Anavril dijo...

Señor Gaucho, déjeme que me entrometa un segundito:

No nos olvidemos que el Sr escribiente no es de por aquí al sur. Es un señor centroamericano en donde debemos saber que la cultura machista esta muy arraigada. Tambien pongamos en la balanza que este escrito no es del año pasado, sinó que es de una década anterior, mínimo.

Él habla de su cultura y me parece correcto que lo haga. Si éste relato es leido por un caballero de la península Ibérica se debe estar revolcando de risa...o llorando ya que allá es conocido, que la liberacion femenina dejó a los pobre machos....bastante maltrechos...

Saludos! (y disculpe)

Princesa Adora dijo...

Epa Anavril, sos brava, eh!!

Princesa Adora dijo...

Epa Anavril, sos brava, eh!!

Mai dijo...

Se armò la polémica?!
Anavril no me espante al gaucho que sino no vuelve a comentar! jajaja

Eso si, si en mi presencia Mr Love se da vuelta a mirar a una veinteañera de buenas curvas, piel lisa y senos turgentes... vuela cachetazo en la nuca!
Si yo no estoy... ojos que no ven...

Baci

Princesa Adora dijo...

Mai, eso eso eso!!
Jajaja, yo ahora no tengo ese problema!!

Anavril dijo...

Ufa! no soy brava! Es que si bien creo que Mr Pampa´s man tiene algo de razón, no me parece lapidar el análisis de otro hombre que lo hizo desde su experiencia en su sociedad...ningún caballero español escribiría algo semejante hoy en día...ni mucho menos algún talibán. No puedo juzgar con mis reglas a alguien que no es de aqui...nada más...bueno, ta bien...me voy...
(igual, se lo mande por mail a mi marido!!!! bestia peluda)

Princesa Adora dijo...

Jajajaaj, todo bien! Comparto, tu forma de verlo, después de todo yo soy brava también! :P

Anónimo dijo...

Muy bueno el análisis.... capaz no se pueda generalizar y meter al 96 % en la bolsa.... pero suena muy real!

me encanto lo del cachetazo en la nuca de Mai.... debería haber hecho eso con mi ex marido, en vez de tanta charla que llevo a nada!! jajajaja que tanto con las sutiezas!! cachetazo y listo!

un beso

Princesa Adora dijo...

Jajajaja, sí estuvo bueno, bien directa la forma!!!
Jajaja, gracias por comentar!

Paula dijo...

Genial!!!!!
Y más aún viniendo de un hombre!!!

El respeto que ellos demuestren, será un paso más para nosotras.
Lástima que no ocurre en todos los países.