martes, 2 de septiembre de 2014

La chica de la cartera naranja.



Hace unos días, me tocó viajar en subte línea B hacia el centro para hacer un trámite. Cuando volvía para el lado de Los Incas, me pude sentar al lado de una mujer que tenía una cartera, tirando a bolso, de color naranja apoyada en su regazo.

La vi y adormilada como me suele poner el subte, me puse a pensar enseguida en las características del bolso, su color impactante, su tamaño, su resistencia, sus accesorios, cómo lo combinaría y otras cosas más.

Estaba en eso, cuando de pronto, así como de la nada, me doy cuenta que la dueña de la cartera se levanta rapidísimo de su lugar, (me asusté pues me sacó bruscamente de mis pensamientos), y le ofrece su asiento a una mamá que llevaba un bebé en brazos. Esta chica, con pocas palabras, le agradece el gesto pero se sienta en el asiento que le correspondía y que le había cedido un señor.

La protagonista de mi post volvió a acomodarse a mi lado y me dejó pensando.
Me dejó gratamente asombrada por la velocidad con la que se levantó para ofrecer el asiento, sin especular a ver si alguien lo hacía primero o sin pensar en qué dirían otras personas...

Me debatí internamente a ver si le decía algo o si me callaba y me guardaba la experiencia para mí.
Por fortuna, me decidí a hablarle brevemente justo antes que ella bajara y le dije
- Te puedo decir algo? No te asustes! Es bueno, te agradezco y te felicito por la acción que tuviste hace un ratito en pararte tan rápido para ceder tu asiento. El mundo necesita más gente como vos, dispuesta a ayudar sin miramientos".
Ella se puso contenta y me respondió, algo avergonzada y seguramente sorprendida también que era la costumbre que tenía, que así le habían enseñado, sonrió, se levantó y bajó de la formación.

Así es que esta chica de la cartera naranja, impactó con su bolso e impactó con su velocidad de respuesta para ayudar a otros. Y me hizo acordar de un post que compartí allá por el año 2011, una bella historia que me tocó el alma, me inspiró y aun me inspira cada día en verdad.

Se las dejo por si la quieren recordar o leer por primera vez: http://www.labandasiguiotocando.blogspot.com.ar/2011/08/liebre-o-tigre.html


Y me despido con esta última reflexión, seamos LIEBRES, rápidas en ayudar, proactivas, buscando el bien de los demás, para mí, es el verdadero sentido de la vida. El servicio.-


Un enorme cariño!!!



4 comentarios:

Marga dijo...

¡Qué buena historia! Gracias por compartirla. Y me gustó mucho que le agradecieras a la chica su acción. Eso también hace falta, más comunicación.

Un abrazo.

Abuela Ciber dijo...

Que tiempos querida Princesa en que se daba el asiento en transportes publicos.
No va solo en que se acabaron los asientos , sino en la educacion que se le de a las personas.


Cariños

Fiaris dijo...

Que buena reacción esa chica son pocas las personas que quedan así,abrazo

Maria De Los Ángeles dijo...

Es buenos que los jóvenes sigan las tradiciones, una de ellas es ceder el asiento a mayores, señoras con niños, inválidos, etc.
Has hecho muy bien en contarlo.
Un abrazo madrileño