viernes, 28 de octubre de 2011

El sufrimiento de Kisa Gotami



En tiempos de Buda, murió el único hijo de una mujer llamada Kisgotami. Incapaz de soporta siquiera la idea de no volver a verlo, la mujer dejó el cadáver de su hijo en la cama y durante muchos días lloró y lloró implorando a los dioses que le permitieran morir a su vez. 
Como no encontraba consuelo, empezó a correr de una persona a otra en busca de una medicina que le ayudara a seguir viviendo sin su hijo o, de lo contrario, a morir como él. 
Le dijeron que Buda la tenía: Kisagotami fue a verlo, le rindió homenaje y le preguntó: 
-¿Puedes preparar una medicina que me sane este dolor o me mate para no sentirlo? 
-Conozco esa medicina-contestó Buda-, pero para prepararla necesito ciertos ingredientes. 
-¿qué ingredientes?-Preguntó la mujer. 
-El más importante es una vaso de vino casero- dijo Buda. 
-Ya mismo lo traigo- Dijo Kisagotami. 
Pero antes de que se marchara, Buda añadio: -Necesito que el vino provenga de un hogar donde no haya muerto ningún niño, cónyuge, padre o sirviente. 
La mujer asintió y, sin perder tiempo, recorrió el pueblo, casa por casa, pidiendo el vino. Sin embargo, en cada casa que visitaba le sucedía lo mismo. Todos estaban dispuestos a regalarle el vino, pero al preguntar si había muerto alguien, ella encontró que todos los hombres habían sido visitados por la muerte. En una vivienda había muerto una hija, en otra un sirviente, en otra un sirviente, en otras el marido o alguno de los padres. 
Kisa Gotami no pudo hallar un hogar donde no se hubiera experimentado el sufrimiento de la muerte. 
Al darse cuenta de que no estaba sola en su dolor, la madres e desprendió del cuerpo sin vida de su hijo y fue a ver a Buda. Se arrodilló frente a él y le dijo:
-Gracias... comprendí.


Comprendemos nosotros?
Muchas veces estamos tan centrados en nuestros propios problemas que pensamos que somos los únicos que los tenemos, o que los nuestros son los más graves de todos!
Cuando nos damos cuenta de que esto no es así, ya que TODOS tenemos problemas, que todos tenemos nuestra piedra de tropiezo, una situación difícil o una prueba entonces ahí APRENDEMOS.
Aprendemos a ser más considerados, tolerantes, comprensivos, pacientes y amorosos con los demás, podemos darnos cuenta el por qué de ciertas actitudes, nos resulta más fácil ponernos en los zapatos ajenos.
Agregaría también que aún hasta podemos aprender a ser más AGRADECIDOS por todo lo que tenemos.

Una vida de BIENESTAR implica también saber administrar el dolor, usarlo para el crecimiento personal, para replantear actitudes, acciones y por qué no, también tratar de aliviar el dolor ajeno. Después de todo, hay muchas Kisa Gotami dando vueltas!!!

Qué piensan?
Cariños!!!

3 comentarios:

Teyalmendras dijo...

Cuanta reflexion atrapan estos relatos... un gusto aprenderte.

Saludoa almendrados ;)

María Beatriz dijo...

Muy bueno el cuento sufí y también tus reflexiones.
Cuando aprendemos la lección que nos deja el dolor nos volvemos más compasivos y agradecidos, tal como vos decís.

Que pases un buen fin de semana!
Besos

Marga dijo...

Hermosas historia y reflexión. Espero recordarlas siempre.

Besos.